Xuárez, entre la reivindicación histórica y el mito

Por: Jaime Rosales*

Xuárez, de Luis Barrales y Manuela Infante, quien además dirige la puesta en escena, es una recuperación histórica de la controvertida figura de Inés de Suárez, mujer que se unió en América del Sur a los conquistadores capitaneados por Pedro de Valdivia, de quien además sería pareja.

La anécdota es una puntual recuperación del estudio crítico realizado por la investigadora Josefina de la Maza sobre la pintura La fundación de Santiago, de Pedro Lira, a propósito de una enigmática figura que aparece escondida tras el capitán Francisco de Villagrán que acompaña a Valdivia en aquel momento fundacional.

La construcción dramática de esta figura de la conquista andina se traza mediante una puesta en escena que Infante propone en clave casi onírica que crea una atmósfera atemporal, realista, mágica y mítica a un tiempo, que descoloca no solo al espectador sino al personaje que deambula como fantasma por un tiempo en que las conversaciones que sostiene aun no suceden, o parece que solo ocurren en su imaginación, y aun siendo testigo de una conferencia que ocurre no ya en el tiempo histórico al que pertenece sino en la actualidad, y en la que se dilucidará acerca de su exclusión histórica.

Esta atemporalidad permite la irrupción del presente en el universo cerrado de la ficción, mediante un dispositivo –la proyección de la referida pintura– con la que se interpela al público y se atrae su atención hacia el foco que al parecer interesa a los autores de la dramaturgia y la estructura dramática de la obra: la neutralización histórica y de género de que ha sido objeto Inés de Suárez por su papel en la Conquista.

En este punto, sin embargo la dirección no parece muy clara entre una reivindicación histórica del personaje a partir de la denuncia de su exclusión de un cuadro fundamental dentro de la iconografía histórica chilena, o una reivindicación ocupada más en visibilizar su condición de estratega, y de cerebro detrás de la operación de Conquista; en mostrarnos a la ideóloga que lo mismo advierte el futuro, que moldea el comportamiento del capitán, adoctrina indígenas y decide con su acción radical y trágica, el rumbo de la historia santiaguina, de la que, no obstante, será excluida.

Entre esa ambigüedad, la concepción del montaje parece adscribirse a la idea de la historia como una invención donde lo que importa no tanto son los hechos sino lo proscrito, y que al tanto de ello, hubiera sido la propia Inés la que haya decidido hacer mutis. No parece seguro que esta tesis de la desaparición voluntaria alcance a constituir un desmentido o un revés a la concepción de género que ha querido neutralizar la figura histórica de esta heroína.

Xuárez cuenta con las actuaciones de Patricia Rivadeneira (Inés de Suárez) y Claudia Celedón (Pedro de Valdivia, Catalina, Lautaro, Josefina de la Maza). Ellas logran un tipo de actuación donde la expresión externa y el proceso interno de cada una logra la requerida legibilidad de unas acciones preñadas de simbolismos.

El diseño integral de Claudia Yolín logra que la luz y el espacio escénico armonicen con esa atmósfera onírica y poética que alcanza la representación.

Xuárez se presenta en el teatro de la República hasta el 20 de junio.

*Periodista, participante de la Escuela de Crítica de Valparaíso.

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