Por: Valentinne Rudolphy | @valosa
Ampliando el concepto de la (sexualidad) femenina
“Esta es una invitación a pensar en nosotras, dialogar con un aspecto nuestro del que muchos creen poder hablar y donde tantas veces asumimos como verdad categorizaciones socialmente consensuadas que lejos están de nuestra realidad”.
Así empieza la invitación al proyecto Sexualidades Femeninas de la fotógrafa Paz Olivares-Droguett (Valparaíso), quien lleva en su tercer año de investigación con este registro visual que apuesta por visibilizar diversidad de voces en torno a la experiencia sexual/social.

Lo que a veces no podemos verbalizar, Paz juega a fotografiar. En donde no hay reglas, si no una búsqueda que puede traer más preguntas que respuestas, pero que sólo con ser, permite a mujeres encontrar y contar ante el lente su relato sobre sexualidad. Ella es “sólo una testigo”.
Esta serie nació el 2016 mientras estaba en Buenos Aires. Paz acababa de ser madre de su hija Eleonora. Y fue entonces que la curiosidad la llevó a querer generar un espacio de conversación con una pregunta como centro: ¿cómo estás sexualmente?
“La sexualidad para mí siempre ha sido un tema importante y me sorprendió que varias personas me dijeron que nunca se lo habían cuestionado”, relata.
¿Cómo te vinculas con las fotografiadas y con este proyecto tuyo en especial?
“Este tema me apasiona, y cuando converso con las chicas no espero a que ellas sólo me cuenten sus cosas, sino que me abro, tanto a compartir con ellas mis experiencias como a construir una imagen que sea acorde con lo que ellas necesitan reflejar”.
Al inicio envió invitación sólo a conocides, y de ahí surgieron conversaciones, algunas de las cuales se convirtieron en fotografía. Desde ese momento ha comenzado un proceso de conocer historias y realidades en torno a la relación de mujeres y su sexualidad.
Participan chicas de distintas edades, de distintos contextos, y con diferentes cuerpos. Todo envuelto en el manto de la estética de Paz, que es acogedora, delicada, de una belleza especial.
“Las historias y estadios de la sexualidad son muy variados y, a pesar de todos los movimientos sociales, tenemos muchos años en contra de generación de imágenes desde y para una visión masculina. No es fácil deconstruir la mirada desde los otros y aceptarnos para amarnos desde la sinceridad”.

Destapando el velo del pudor: masturbación, evangélicas y orgasmos
Sexualidades Femeninas se podría comprender como un espacio de disidencia para algunos, pero es libertad de expresión en su estado más puro: hay tantas certezas como interrogantes en cada sesión, y en cada expresión de la sexualidad.
Y es que de esto tanto cuesta hablar. Tanto prejuicio hay, incluso, que al leer el nombre de esta serie de Paz, la primera imagen mental de muchos remite a desnudos.
Con respecto a lo mismo Paz es enfática: “Siento que las pocas instancias de diálogo en torno a la sexualidad y la producción de imágenes no tienen mucho que ver con el cotidiano, y hacen que haya un manto de exitismo generalizado, donde todos son buenos para coger, siempre tienen ganas, tienen orgasmos en todas sus relaciones y ganan, ganan, ganan. Para mí eso no es real y es uno de los mitos responsables de que muchas mujeres nunca hayan experimentado un orgasmo o empiecen a masturbarse de grandes”.
Por lo mismo, la artista se ha preocupado de no discriminar, de no evadir una postura, a una persona, ni una sesión. “Me interesa retratar la sexualidad de una mujer evangélica, o de las mujeres mayores, y abrirnos a que cuando pensamos en sexualidades femeninas, sea así en plural y entendamos que esa idea gigante y aparentemente inabarcable nos incluye a todas”.
Una investigación no-binaria
¿Por qué buscar esta diversidad de voces sexuales a través de la imagen? ¿Por qué este formato? Y claro, Paz es fotógrafa, pero este proyecto es especialmente una investigación visual.
“Me interesa ampliar el concepto de lo que entendemos como femenino. Sé y he conversado con varias chicas en relación a lo binario del concepto, pero prefiero seguir trabajando con él para que cuando mi hija sea grande tanto lo femenino como lo masculino sean conceptos más amplios, y puedan contener y representar a todos quienes necesiten sentirse identificados”.
Actualmente Paz está en un boom de sesiones. El año pasado postuló al FONDART y no se lo adjudicó, pero decidió que eso no iba a frenar el desarrollo de esta plataforma. “Me dieron muchas ganas de seguir con mucha más fuerza el proyecto”, así que tomó eso y no paró.
“Me había costado encontrar personas interesadas en participar, y entre el trabajo freelance, la maternidad, casa y vida en general, no me daba el tiempo. Así que decidí darle prioridad y hacer la mayor cantidad de sesiones que pudiera en el verano”.
Así fue como compartió la invitación en Instagram y recibió muchas respuestas: “El primer día fueron más de 25 personas. Y me sorprendió mucho”, pues recibió incluso más interesadas de aquellas que había estipulado en su postulación.
Llevar el hogar en el corazón (y traspasar a la fotografía esa configuración)
Tomar el camino del arte y la cultura siempre es un desafío. Pero ante el impulso y necesidad de expresión, surge el hambre de emprender. Este mismo vuelo es el que Paz Olivares-Droguett cursa hoy en Valparaíso, mañana quién sabe dónde.
Escuchar su historia re afirma que, cuando existe el “bicho” de la creación, en este caso fotográfica, no hay nada más que hacer que agarrarlo y con fuerza. En especial cuando se ha nacido y criado en un ambiente propicio y estimulante para los sentidos, para la vista.
¿Por qué decidiste tomar este camino?
Creo que siempre estuvo presente. Es la típica anécdota: que tenía una cámara que me regalaron cuando niña y ahí comenzó todo. Aún tengo las fotos que tomé ahí. Fotos de mi hermana, mi primo, la casa, son casi como lo que hago ahora.
Mientras Paz estudiaba Diseño en la Universidad de Valparaíso es que se dio cuenta de que esta era su área. Constantemente se preocupaba de lo estético, y cómo quería exhibir o mostrar aquello que en su carrera creaba.
Eventualmente debió dejar su carrera. Fue entonces cuando migró a Buenos Aires y, ya con su primera cámara semi profesional, tomó cursos cortos de fotografía. Pero “fue un camino que siempre estuvo”.
¿Cómo es la vida del fotógrafo? Como todo en el arte, puede ser inestable a veces. ¿Qué piensas de eso?
Si, es inestable, pero no emocionalmente. No tengo conflictos tipo quién soy o para dónde voy, si bien tampoco lo tengo todo resuelto. No dedico tiempo a esa duda, sí a la duda de en qué voy a trabajar el mes que viene. Porque he decidido subsistir por medio de la fotografía.
En sus palabras, Paz ve que “la fotografía siempre está ahí como una posibilidad. Si está el dispositivo, sólo debes tomar la foto, y seguir ensayando. No es una producción a propósito, si no la imagen por necesidad”.
¿Qué piensas sobre los espacios a nivel fotográfico en Valparaíso? ¿Falta algo, discusión? ¿Cómo te relacionas desde tu disciplina con la ciudad? Siendo ésta supuestamente muy cultural
Nosotros [ella y su pareja, el escritor argentino Matías Ávalos] decidimos volver a Valpo y estamos agradecidos de cómo se han dado las cosas profesionalmente.
Creo que siempre se puede mejorar, pero también que algunas instancias han hecho un trabajo importante. Me encantaría que hubiese más instancias de fotos. Creo en la responsabilidad e injerencia de cada uno como gestor de la ciudad. No me quejo de oportunidades como el FONDART y todo eso, que en países como Argentina o Brasil, donde he vivido, no hay. Las oportunidades que están, si las puede tener bacan. Es uno quien también puede crear las oportunidades.
Actualmente ha realizado 35 sesiones y está preparando el material para iniciar un crowdfunding y conseguir financiar el primer libro de Sexualidades Femeninas.