En 2002 el poeta porteño Juan Cameron recibió con sorpresa la noticia que había sido nominado por primera vez al premio Altazor en la categoría poesía por su libro “Versos atribuidos al joven Francisco María Arouet y otros textos desclasificados”. La competencia entonces lo enfrentaba a tres grandes de las letras chilenas: Tomás Harris (“Encuentro con hombres oscuros”), Armando Roa Vial (“Estancias en homenaje a Gregorio Samsa”) y Armando Uribe (“A peor vida”). “Lejos, quien merece el premio es Uribe, porque se trata de un autor que ofrece una excelente poesía. Si a mí me llegarán a elogiar con este premio sería fantástico, pero vayan mis reconocimientos a los maestros, como corresponde. Para mí, la nominación ya es suficiente”, dijo Cameron en aquella oportunidad.
Tras 12 años desde esa inicial nominación, este lunes 2 de junio de 2014 Cameron obtuvo por primera vez el Altazor, en la categoría “Ensayo y Escrituras de la Memoria”, otorgado a su libro “Crónicas suecas. Beethoven, el yogurt y nuestros años felices”, superando a Pedro Lemebel y Rafael Gumucio, sus competidores en la misma área.
Sobre Crónicas suecas. Beethoven, el yogurt y nuestros años felices se dice que es un texto de ires y venires, de la búsqueda y la huida. Desde Valparaíso a Malmö. Los fragmentos de memoria de un poeta chileno que arriba a una ciudad con nombres de calles tan extraordinarios como Lönngatan o Lantmannagatan. La construcción de los afectos en las lecturas compartidas, el reconocimiento de otros latinoamericanos extraviados en Europa y el encuentro con las voces que los reciben.
En este libro Cameron nos ofrece una Suecia propia, la íntima, la entrañable, como si reconociera en la etimología del nombre que lo acoge, aquel antiguo vocablo protogermánico, Swihoniz, «propiedad de uno».
BIO CAMERON
Periodista y poeta. Nace en Valparaíso en 1947, ciudad donde estudia y reside regularmente hasta el año 1974 cuando parte a Argentina, donde vive hasta el año 1977. En 1987 volverá a partir fuera de Chile, esta vez a Suecia país donde residirá diez años.
Vinculado principalmente a los grupos literarios de la quinta región, Cameron era habitué en el café Samoiedo de Viña del Mar, junto a Juan Luis Martínez, Gregorio Paredes, Eduardo Parra (músico del grupo Los Jaivas), Raúl Zurita y Jaime Badilla, además de las veladas literarias que se realizaban en su propio hogar. En esa época (previa a su segunda partida) el escritor trabaja como profesor en distintos institutos profesionales de la zona. Luego en Suecia, colaborará para el semanario Liberación. Durante su estadía en ese país gana el Premio Revista de Libros de El Mercurio y el Municipal de Valparaíso (1996). Anteriormente había recibido los siguientes premios: Gabriela Mistral e Ilustre Municipalidad de Santiago en 1982; Carlos Pezoa Véliz en 1984; Premio Revista Liberación, Malmö, Suecia 1987; Premio Villanueva de la Cañada, Madrid, España 1997; Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, en Poesía 1999 por el libro Versos atribuidos al joven Francisco María Arouet y otros textos desclasificados, obra por la cual recibió también una nominación al Premio Altazor 2002.
Figura destacada en la promoción cultural de Valparaíso, Cameron se ubica como un poeta – referente de la ciudad. En su poesía la imagen del puerto es frecuente, aunque sin caer en lugares comunes. Cameron trabaja con las imágenes cotidianas a través de un lenguaje directo y al mismo tiempo profundamente conceptual que muchas veces dialoga con el coloqiuialismo de la antipoesía. Las alusiones de sus textos tienen que ver con distintos referentes culturales relacionados a la ciudad o bien al cine y la literatura y en muchos casos realiza juegos de palabras basándose en fábulas y dichos populares.
La crítica ha destacado la dificultad para clasificar al escritor en una tendencia estética determinada. A grandes rasgos, Cameron escribe dentro de ciertos márgenes de lirismo, utilizando el verso libre además de los elementos rescatados de la antipoesía, como ya se señaló. Se considera al escritor como un autor peculiar y único dentro de su generación, en especial por la elaboración del poema escrito, es decir, la disposición textual de las palabras, elemento importante por crear un especial sentido del ritmo en el poema.
Algunos de sus poemarios son Perro de circo (1979 y 2011), Cámara oscura (1985), Videoclip (1989) Como un ave migratoria en la jaula de Fénix (1992), Visión de los ciclistas y otros textos (2008), Jugar con la palabra, (2000), Versos atribuidos al joven Francisco María Arouet y otros textos desclasificados (2000), Treinta poemas para leer antes del último jueves (2007), Obra extranjera (2011), Selected Poems (Nueva Zelandia, 2013), Ciudadano discontinuado (México, 2013), y ha publicado las crónicas Ascensores porteños/ Guía práctica (1999 y 2002), Ascensores de Valparaíso (2007) y Beethoven, el yogurt y nuestros años felices (Suecia, 2010).
POESÍA
Nos habíamos amado tanto
Urdimos el jurel con los dedos junto al Estero de Castro
la Chica ríe y besa a Manuel mientras las gotas
de una lluvia que no existe sino en ese recodo
quiere borrar el fuego
Enfrente no están los palafitos cortados por la dictadura
Apenas un motor que zumba mientras la llama
cruje y el pez se multiplica en la lima de uñas
¿Cruje aún? ¿Sigue el motor camino hacia las islas?
¿Existe Castro sino en nuestra memoria?
Ella también me amó -es cierto- cuando Manuel había huido
así Manuel la amó y levantó los brazos en el orgasmo
y Gonzalo y yo aplaudimos borrachos en el patio
¿La amó Gonzalo? ¿Compartió esos jureles rescatados
bajo su piel de agua?
¿Deslizó sus piernas como la marea?
No escucho la respuesta Quedó allá lejos en la otra estación
junto a mi copa
Manuel libró de cárcel y atravesó los mares y vive lo sé
vociferando en su guitarra por Perth o Sidney no importa
La Chica quedó en su barrio un pasaje llamado olvido
o encalló en la familia tal vez haga el amor
con un buen hombre y rían de haber vivido así nosotros tanto
De mí nada pregunten sería
como ver el color de las aguas en la imagen del fondo
donde un motor jadea y se pierde allá lejos
hacia
vaya
a saber
uno
(De Videoclip, 1989)
Posmoderno
Se le dijo se le advirtió usted
ama demasiado sus antiguos amores no se renueva
usted no conoce las Islas Esporádicas cree
en utopías en la reconstrucción
del Muro de Berlín
habla con la boca llena de los miserables
no baila al ritmo actual no se moderniza
Se le dijo
el mundo es un pañuelo la distancia
es el olvido deje
que los perros ladren la historia
vuelve a repetirse nosotros
somos los creativos síganos le nombraremos
director del cementerio concejal
en tierras conquistadas almirante
con globos de colores poeta en nuestras fiestas
Usted tiene condiciones de bufón
Le daremos tal vez un collar de diamantes
un hilo dorado un teléfono portátil
Deje a los muertos enterrados
deje a los vivos encerrados las abejas
liban en sus celdas mieles así almas el Purgatorio
Arrepiéntase ya se le dijo ya
se le advirtió llegará tarde al cielo quedan
pocas vacantes
Esta es la última llamada
Se le dijo al fin ya no te metas
ya no te mates tienes
48 horas
para salir
de aquí.
(De Como un ave migratoria en la jaula de Fénix, 1992)
Visión de los ciclistas
Desde lo alto los ciclistas migratorios avanzan
a la estación terminal
Una bandada de hormigas signos
de otras edades abajo en el tablero
Mas desde la avenida no se aprecia el cortejo
ni las ovejas al crematorio
ni los suicidas al escenario
ni aquestas bestias al matadero
La orquesta de colores prosigue se persigue
se cruza en el espejo de los pájaros
uno toma la punta otro le continúa se renuevan
Ninguno parece circular en dirección opuesta
ni las ovejas al escenario
ni los suicidas al matadero
ni aquestas bestias al crematorio
La bandada pareciera continuar entre gritos o murmullos
Bien puede el paisaje confundirse con sus elementos
un mero montaje del ojo desde arriba
la vera invención de interpretar la imagen
vértigo de comprender los hechos
y estas ovejas al matadero
y estos suicidas al crematorio
y aquestas bestias al escenario.
(De Visión de los ciclistas y otros textos, 1998)