Una exploración entre los límites de arte y ciencia presenta en TSONAMI 2013 Martín Kaulen, artista visual y músico. Todo parte con una muestra de agua de mar tomada del puerto de Valparaíso que es analizada en tiempo real a través de un microscopio electrónico, permitiendo ver la reacción de microbios y pequeñas formas de vida que se desplazan por el medio acuoso ante la vibración del sonido.
Por Martín Kaulen, artista visual y músico
El sonido con que se interviene la muestra proviene de una plataforma con arena, piedras y maicillo que es amplificada mediante micrófonos de contacto bajo su superficie, siendo procesado por efectos de sonido que prolongan la señal. La plataforma se activa y suena cuando un espectador camina por los áridos sobre ésta, produciendo sonidos terrestres. Junto a hay un plinto con el microscopio electrónico, al cual se le agrega un transductor de sonido en el portaobjetos para transmitir la vibración a la muestra.
Con Paisaje Microscópico busco acercar el imaginario científico a la instalación interactiva, invitando a las personas a ser parte de un experimento en el que no se buscan resultados sino explorar las distintas vistas y variables de un mismo proceso. En este encuentro de dos disciplinas la idea es poder trabajar con recursos de ambas – arte y ciencia – pero con un objetivo que no obedece a ninguna de las dos, sino a las interrogantes que se generan en la intersección de ambas.
Al ver a los microbios en su medio y la forma en que interactúan, moviéndose libremente en el mundo que es una gota de agua, me empiezo a preguntar si sin importar la escala de las formas de vida, los organismos microscópicos tienen cierto nivel de consciencia, ya que al estar reaccionando a su medio poseen comportamientos posibles de personificar en animales de mayor tamaño, e incluso ver comportamientos lúdicos entre ellos. Un ejemplo de esto son los microorganismos provenientes de una muestra de agua, donde dos tipos de microbios interactúan por sí solos y entre ellos. El primero se desplaza por la gota de agua investigando lo que encuentra a su paso, posiblemente buscando alimento.
Tiene un cilio o cola que funciona como timón, asemejándose a la forma en que nada una cría de rana. El segundo microbio es ovalado, de color oscuro y su único movimiento es un giro constante en el sentido del reloj, desplazándose por la gota de agua azarosamente. En el momento en que llega a tocar al primer microbio se produce un encuentro al que responden con naturalidad, como si fueran amigos, chocando sus extremidades como si jugaran o se amenazaran.
Lo que ocurre en una gota de agua es impredecible y llama la atención en cuanto a su autonomía y aparente distancia respecto al mundo visible. Con Paisaje Microscópico pretendo generar un punto de comunicación entre un mundo micro y macroscópico acotados, estimulando a través del sonido producido en nuestra escala a una menor donde el espectador determina finalmente si es posible establecer una interacción con los microbios o si realmente no les importa lo que sucede a su alrededor.