Gracias a que este año la Feria del Libro de Viña es internacional y al gran trabajo de Alianza Corredor Sur, agencia que agrupa y mueve a editoriales independientes de Sudamérica, hoy podemos conocer –ver, tocar y adquirir- los libros de la editorial argentina Nulú Bonsai, que desafía los paradigmas del actual mercado editorial haciendo libros cercanos, que son amigos, pensamientos que acompañan y protección contra el estilo de vida neoliberal.
Por Montserrat Madariaga
La editorial, fundada por los poetas Grau Hertt (1984) y Sebastián Goyeneche (1986), ya lleva cinco años de existencia en Buenos Aires con un catálogo extenso agrupado en las colecciones de poesía Ojo Bala y de narrativa La Jauría, pero también otras líneas curatoriales raras para el mainstream editoral como la colección Universalizar, enfocada en expandir la conciencia al estilo beatnik, y la anarquista Ataque Emocional al Sistema Capitalista. De todo ello, nos cuenta Goyeneche a LJM.
¿Me podrías explicar más sobre la expansión de la conciencia que busca la editorial?
La línea viene más que nada del concepto chamánico. Las influencias fueron los beatniks desde la poesía, el chamanismo introducido por Castaneda, pero más allá de él porque se sabe que Castaneda era una especie de performance, no se sabe si era real o mentira, pero más que nada lo que él transmite de vivir como hombre de conocimiento. En la editorial trabajamos con contenidos y esa colección que es Universalizar es el espacio que creamos para cuando podamos editar a algunos clásicos, como puede ser Artaud, quien fue una gran influencia con su libro Los Tarahumada, el cómo se conecta con los aborígenes, el significado de sus creencias, sus escrituras, de su cultura. Por ese lado viene lo de la expansión de la conciencia y también por el lado más moderno de decir difundamos conciencia, como puede ser la ecología, la lucha contra la homofobia, ese tipo de temas que son ya casi un cliché mencionarlos, eso ya encausó un poco en la sociedad pero a la vez siguen siendo minorías sin voz. Por ejemplo, el libro que abre la colección Ataque Emocional al Sistema Capitalista, que es la colección más anarquista de la editorial, se llama La otra campaña, en homenaje a la campaña del ejército zapatista que se hizo por todos los pueblos alejados de la capital, donde ponían tiendas y escuchaban las críticas de la gente, qué les faltaba, qué necesitaban, qué veían mal de las leyes, en todo, tanto de la ley del matrimonio o hasta que no tenían cloacas. La otra campaña es escuchar todos los reclamos de las personas y desde ese punto de vista filtramos un poco el tipo de libros que nos llega, tratamos de no editar libros de poesía como más vacía.
¿Hay varios poetas interesados en esa línea?
Sí. También pasa que la editorial transmite esto pero por lo bajo porque vos no podés salir así como con títulos anarquistas y decir somos anarquistas porque ya enseguida te catalogan y te ubican a un costadito, viste. No, no somos anarquistas, transmitimos unos valores en contra de la sociedad mercantil pero nuestra forma es hacer libros. Estamos dentro del circuito comercial-mercantil, pero regalamos libros, hacemos acciones que trabajan en esa dirección.
Es difícil, por lo menos en Chile, tener una editorial independiente y crítica del capitalismo y tratar de insertarse en un mercado que va con las leyes neoliberales. ¿Cómo lo hacen ustedes para vivir en esa dualidad?
Al fin terminamos separando la editorial en dos, está Ataque Emocional al Sistema Capitalista que funciona sin código de barras, sin ISBN y sin contrato. Es como decir vamos a hacer una performance, vamos a actuar como si fuéramos anarquistas y vamos a actuar siguiendo paso por paso la ley para estar en regla. Estamos siguiendo las dos acciones en paralelo y vamos analizando año a año qué funciona mejor. A la vez, profesionalizamos toda la editorial porque tenemos los departamentos de diseño, edición y corrección, todo ordenadito, y por el otro lado perfeccionamos las acciones más políticas, porque para nosotros una lectura de poesía es una acción política: si vos invitás poetas, tenés que invitar poetas que tengan un mensaje que transmitir o una visión de mundo interesante que te despierte algo. Intentamos no estar con esos poetas que leen algo muy muy personal que le llega a dos personas y aburren. Buscamos la performance en el sentido de afectar, pero que el público se interese sin ser agredido, porque la agresión no funciona para expandir la conciencia. Entonces la estructura de la editorial arrancó como muy idealista, pensando “no vamos a transar ni con el gobierno, ni con los impuestos”, qué se yo, y por el otro lado también queríamos hacer una editorial que llegara a la mayor cantidad de lugares. La Alianza Corredor Sur sirve para eso, estuvimos ya en más de treinta ferias internacionales y eso es directo al público.
¿Cómo lo han hecho para llevar cinco años de existencia, para ir creciendo?
La editorial tuvo momentos. Cuando arrancamos queríamos transmitir rápidamente estas ideas entonces la primera política editorial fue hacer tiradas muy cortas, sobre todo porque sabíamos que no podríamos estar en librerías por la falta de papeles, facturación, etc., entonces dijimos hagamos un catálogo amplio de tiradas cortitas así salen muchos libros rápido, entonces entre el primer año y el segundo, 2008 y 2009, editamos casi 30 libros en ediciones de 100 ejemplares. Lo que nos pasaba fue que estábamos todo el tiempo mostrando una idea, bastante cerrada o conceptual, alguna gente la entendió y otra no, pero servía porque rápidamente construimos un catálogo.
¿Se mostraban en ferias?
Más que nada en eventos de poesía y música, porque allá, por lo menos en Buenos Aires, todos los eventos de poesía o música tienen siempre una feria de discos, de libros, esa cultura muy de después del dos mil en que un montón de bandas de rock y de hardcore fomentaron la autogestión y el siempre estar moviendo productos y baratos, lo más barato que se pueda, la política nuestra también era de precios bajos. Y lo que nos pasaba positivamente era el catálogo se movilizó, la gente se enteró, se interesó, también movíamos a muchos autores que hacen poesía en vivo, pero a la vez perdíamos rápidamente los títulos, pasaba un año y se acababan, entonces cada vez teníamos más para reimprimir, al final, ese modelo comercial no era tan práctico pero sí para la línea editorial. Después tuvimos que ir aumentando un poco las tiradas y ahora estamos en un proceso de poder hacer tiradas de 300 ejemplares como base para poder ponerlos en las cinco o seis librerías que elegimos allá en Buenos Aires, después en Mendoza, en Rosario, en Santiago de Chile, en Asunción, Paraguay, y en Lima, Perú. Ya tenemos cinco o seis libros en cada una.
Me contaba Germán Baquiola de Alianza Corredor Sur que allá en Argentina no hay tantos fondos culturales como acá…
Allá hay muchos subsidios, pero no fue nuestra principal preocupación cuando arrancamos, al revés, sabiendo que eso no era muy importante para nosotros lo dejamos de costado.
¿En lectores cómo están?
En lectores bastante bien. En las redes sociales mucha reacción no hay, pero lo que sí sentimos hace cinco años es que los libros de Nulú tienen mucho de prestarse, de regalarse, de “mirá esto”, de difundirse de boca en boca, en eso tenemos muy buena recepción y lo vemos en todos los lugares a los que vamos. Eso también se logra manteniendo a rajatabla una línea editorial. El lector tarda en comprenderla porque cuando uno presenta una colección tiene todas las ideas que quiera pero sale un solo libro, vos ¡qué podés entender! Nada. Pero salen tres libros y comparás y construís algo, se va construyendo como una figura geométrica a través de cada título, y cuando uno le erra perdés lectores o ganas otro tipo de lector que no entiende la colección, entonces uno debe ser muy cuidadoso con eso.
¿Han mantenido la línea de autores que en su momento no fueron tomados en cuenta por las grandes editoriales?
Ese es el objetivo para autores un poco más conocidos, lo que hicimos con Luis Franco es un ejemplo, revitalizamos tres de sus títulos pero no hubo una maquinaria como para que podamos seguir imprimiendo. Luis Franco es un poeta argentino de la provincia de Catamarca que tiene más de 50 libros publicados y nunca llegó al reconocimiento nacional, siempre fue un poco criticado. Tiene un reconocimiento más local en Catamarca y entre la gente más de izquierda. Entonces, el objetivo es hacer ediciones nuevas de autores tanto muy conocidos, como por decir incluso Arlt, que se volvió una marca ya, como autores desconocidos, como puede ser Murena, un caso muy raro, un ensayista argentino del 60, que está medio perdido, o como la intención de editar a Roberto Piva, poeta brasileño que en castellano no se conoce casi nada y fue movilizador de toda la nueva psicodelia brasileña en los 60, tiene una poesía extremadamente divertida y chamánica, un mensaje sumamente renovador, y en Argentina no lo conoce nadie, lo único que hay son tres poemas traducidos en una cartonera en el dos mil y pico.
Sobre los autores nuevos o no editados, Minner, por ejemplo, ¿creen que han empezado algún tipo de movimiento entre las editoriales pequeñas de encontrar a estos autores que son anónimos, digamos, pero que tienen una obra valiosa?
Sí, ese objetivo se ha cumplido. La verdad es que estamos muy contentos porque cuando arrancamos, la idea nació por un foro de poesía que se llama Poesía Urbana y era para adolescentes y gente un poco más grande de toda América y España que publicaba su poesía y se comentaba cosas. Alrededor de ese grupo se hacían eventos y había ciertos autores que sabíamos que eran buenos pero que tenían el alcance mínimo de ese foro. En Buenos Aires éramos 50 poetas, y a chicos de 15 a 23 años nadie les da mucha bola. Por ejemplo, Juan Xiet es un autor que salió de ese grupo, él desde muy temprano sabe que quiere ser escritor, que quiere ser escritor, que escribe todo el tiempo, que se fanatiza, que tiene cinco libros sin publicar, que está haciendo dos más, es esta gente mentalidad “quiero ser escritor a toda costa”. Bueno, su libro Ataque de pánico es uno de los más vendidos de la editorial y lo conocen en muchos lados ahora, ya resuena su nombre. Pero tampoco es un autor famoso, eso ya no funciona, lo importante son las acciones y él es un tipo que siempre estuvo en eventos, produce eventos de todo tipo, de música y de poesía. Es de los tipos de autores que nos gustan a nosotros, un autor que sabés que salió el libro de la imprenta y no te va a decir “muchas gracias, mis ejemplares para mí, nos vemos en un año en el resumen de cuentas”. No, el autor que te esté todas las semanas diciendo mirá leo acá porque no vienen con los libros o me falta un libro para tal periodista. Es un autor diferente que también se construye por necesidad y es lo que fue pasando por lo menos en Buenos Aires. Con Minner pasó algo muy particular porque él es como una especie de autor de culto. Él ya tiene 45 o 46 años. En los noventa y dos mil en Buenos Aires y en toda Argentina hubo una movida con Fun People, con bandas que fomentaban mucho la autogestión, el do it yourself, fancines fotocopiados, punk, qué se yo, que hacían eventos por todo el país, por primera vez iban a todos los pueblos y viajaban con discos, con libros. Minner tenía una banda de hardcore que hacía ensayos en vivo y él recitaba encima. Entonces, Necro de Fun People y de Ugly Records, que era el que movía un poco toda la movida, le editó un disco. Ese disco se regalaba con los recitales, se vendía a dos pesos, baratísimo, pagabas un peso por el recital y por otro peso te daban el disco. Entonces llegó a todos lados en Argentina y a la vez Minner era un completo desconocido. Nosotros decidimos editarle un libro por haber escuchado el disco. Lo contactamos, él vive en Campana, medio recluido, de forma ermitaña, después de que esa movida llegó a su fin y sigue escribiendo y hace collages. Pero, por ejemplo, yo llego a Mendoza a una feria y digo vamos a editarle un libro a Minner y: “¿A Minner? Ese poeta me cambió la vida, yo por él seguí escribiendo”, dice Gavril Alón de Mendoza [autor de la editorial], me dice que por ese disco decidió ser poeta a los quince años. Cuando lo conocí a Minner yo estaba como un perro con dos colas, no podía creer que era el mismo que había grabado ese disco. Entonces todos los poetas que estamos editando ahora saben lo que Minner representa para nosotros; es algo relacionado con lo emocional porque tuvo que ver con nuestro crecimiento como poetas. En ese caso, creo que se logró el objetivo porque todos los lectores y los autores de la editorial entendieron lo que significa ese poeta, entonces así se construye un poco la figura del autor.
¿Qué es ser poeta hoy día, siglo XXI, para ti como poeta y editor de Nulú Bonsai?
Para mí ser poeta es tener algo que decir y no dejarse influir por la repetición constante de todo lo que nos rodea, no dejarse convencer de que hay que ir por los subsidios y nada más, o porque hay que ir por sacar una buena novedad por año como editor y que lo demás sea como la estela del cometa. Están los editores que se encausan así y se acostumbran a encontrar la forma para subsistir en el mercado que no es lo mismo que tener algo que decir. Lo importante es que vos sabés que tenés algo que decir y a la vez tenés que sobrevivir en el mercado. Como poeta a mí me moviliza eso. Tengo épocas en las que no escribo nada porque me siento totalmente frustrado, porque el Papa es argentino y toda mi Argentina que hace un rato no pasaba nada de repente son todos católicos y fanáticos del Papa. Y es una movida mediática. Hace un mes ¿dónde estaba tu catolicismo? Es todo un aparataje mediático para luchar contra el evangelismo de Brasil, que está conquistando el parlamento, en Brasil los diputados son de partidos políticos distintos pero se unen todos por ser de la Iglesia Universal. En Argentina incluso el gobierno era anti Bergoglio y de repente se amigó y lo ves desde afuera y dices ¡qué ridículo! Bergoglio debe de tener algo que decir desde siempre, él no creo que haya modificado su postura. Bergoglio es respetable como Papa pero el poeta que luego saca un poemario dedicado al Papa es un imbécil. Por ese lado, si vos tenés algo que decir morí con la tuya. Una vez un amigo me dijo un halago muy interesante, me dijo: “vos desde que te conozco que no negocias tu estilo”. Y me gustó. Uno va cambiando pero hay que tener un par de cosas claras. No sé en diez años cómo estaré, espero que no me haya vendido.
Destacamos además:
– La mafia del Hidrógeno. Poesía ciencia-ficción creadora y destructora de mundos, de A. Salcedo, autor virtual que los editores nunca han visto en persona.
– Sugar bluberry, sugar bluberry. Correspondencia y pensamientos del jardinero de Francis Ford Coppola en Argentina. Narrativa de Carlos Godoy.
– Clasismo Homo. Ensayo de Ioshua, uno de los autores más emblemáticos de la colección Ataque Emocional al Sistema Capitalista.