Luz Donoso. El arte y la acción en el presente

Por Yesenia Alegre Valencia*

Texto presentación libro Luz Donoso. El arte y la acción en el presente de Paulina Varas

Es a partir de tres ejes, la obra, el feminismo, la vida… que quiero compartir con ustedes la experiencia que me ha significado conocer el trabajo de Paulina Varas y en particular la vida y obra de Luz Donoso. Dos mujeres que en un diálogo que trasciende los tiempos vitales nos comparten la posibilidad de descubrir otros relatos e intersticios de una corporalidad ausente que hoy es develada en su multiplicidad y luminosidad. Paulina menciona al inicio del libro que la revisión del archivo de Luz le significó “revisar su propia memoria sensible”, acto que creo, será reproducido por aquellos lectores y lectoras que manifiesten una relación afectiva con este libro. Es desde esa afectación, que también me conecto con lo sensible y comparto las siguientes divagaciones:

1° Desde la vida, como un acto personal y político

Hablo desde la afectación, desde una intelectualidad domesticada por el saber universitario, aunque siempre en un gesto de alerta, resistencia y quiebre. Me sitúo en un devenir mujer que no comulga con lo tradicional del relato marianista, aunque este me atraviese inevitablemente. Hablo desde la ignorancia y desde el saber situado, hablo desde una lengua divagadora que a veces se enreda y retuerce las ideas, desde una corporalidad que siempre ha estado en resistencia, sobreviviendo al torbellino vida y al orden instituido. Desde ese lugar pongo mi cuerpo y mis ideas y las hago dialogar con esta obra que es múltiple en sus voces y en su constitución objetual. Este es mi gesto situado.

No todos los libros tienen la magia de envolvernos y mostrarnos otros mundos posibles. En particular este libro-objeto me ha atravesado, no sólo desde su contenido, sino desde la vida misma, esa experiencia vital que inspiran dos mujeres que, en un coro de voces, van compartiendo espacios íntimos e hitos de un pasado que se mueven entre la esperanza de lo común y el horror dictatorial. Paulina devela un archivo que estaba en reposo, pero que al parecer ha sido construido para iluminar en algún momento esa parte del relato que no siempre se muestra del todo, un archivo como legado activo dirá la autora. Es como si la artista, en un acto de complicidad histórica, hubiese preparado todo este material para que hoy salga a la luz y el recuerdo cobre un valor de memoria y de reconocimiento. Un reconocimiento que se inscribe no sólo en una disciplina artística, sino en un saber que es añoso, transgeneracional y que nos recuerda un hacer entre mujeres vinculado con la conservación, el resguardo de las memorias, los objetos y los saberes, en un tejido transhistórico de múltiples experiencias.

Leer a Luz y a Paulina, en este gesto de desclasificación, de radicalidad y rupturas, es reconocerse en un espacio común, en un relato que es auténtico y que atraviesa cotidianidades, movimientos sociales y pensamientos rebeldes. Luciérnaga, como la apodaban algunos artistas, hoy ilumina desde otro reparto de lo sensible, desde otra dimensión y se transforma en un aporte actual, contingente y catalizador que permea la temporalidad y las estructuras artístico-académicas. Luciérnaga, dirá Paulina, como una política de la insistencia, una insistencia a no ser olvidada, pero no desde la obra misma como un legado vacío, sino desde la acción, desde el arte como una posibilidad para cambiar la vida.

Luz, en su luminosidad e intensidad, y Paulina, desde su propias memorias y experiencias, operan en el ejercicio de aportar en la reconstrucción de aquellos trozos de nuestra memoria fracturada y herida por la dictadura, poniendo a disposición una serie de fragmentos que relatan otras historias posibles, otros escenarios de acción y resistencia y otras subjetividades en marcha.

2° Desde la obra misma, la de Luz y la de Paulina

Este libro es un trabajo de recreación de la obra de una artista, que en su quehacer cotidiano y en su andar silencioso, se preocupó consistentemente en ir creando un registro que da cuenta de múltiples actividades que ocurrieron en el contexto de la unidad popular, la dictadura y la postdictadura, formando un archivo que desborda la canonicidad de este, un archivo monstruoso dirá Paulina, que se resiste a la organización normalizada. Un archivo que contiene tanto de arte como de política, en una memoria colectiva y sensible que vincula a estas dos mujeres y que las hace dialogar en un juego de ir y venir desde el pasado hacia la contingencia, atravesadas en una relación corporal que se despliega desde lo sublime.

Paulina, en un gesto tanto de rescate artístico como de reconocimiento político, devela una vida, una obra y fracciones del pensamiento de una mujer que si bien estuvo presente en hitos y actividades centrales de la historia del movimiento social de los ’70 y ’80, transitó en un espacio del adentro y del afuera, esa frontera borrosa en la que se movía de manera clandestina, aportando a la acción artística y política desde el anonimato, pero a través de un camuflaje sutil, que le permitía divagar y transitar con su grabadora de voz al hombro y registrar diversas actividades donde tuvo la posibilidad de estar. Es gracias a este gesto liminal que hoy tenemos la oportunidad de contar con un archivo sonoro múltiple y extenso, donde las voces del ayer, en tertulias y manifestaciones, cobran valor histórico en el hoy y permiten no sólo el acto del recuerdo, sino también reconocer el acto de la ruptura y de la lucha política.

Luz Donoso utilizó el grabado y otros soportes como lenguajes de resistencia, desde ese lugar sometió a la obra a una intensa presión. “Nunca integrada” nos dice la artista para referirse a su trabajo artístico, “Siempre desadaptada” […] “Mediante una vigilancia extrema, trato de controlar el exceso en cualquier sentido… Aspiro a un orden cruel. No creo, por ahora, en la fuerza del caos”. Este sentimiento de estar fuera, nunca integrada y siempre desadaptada, atraviesa no sólo la obra de Luz Donoso, sino también su transitar por el espacio artístico, político y social. Esta condición de insatisfacción es volcada en su obra que es también acción política y que se compromete con el cambio.

Su obra en la época de la unidad popular se vuelca en un gesto cómplice en la lucha por el socialismo, buscando inundar las calles con murales que recuerden el valor de lo popular, del obrero y de la mujer trabajadora, como sujetos políticos que protagonizan el cambio revolucionario que promete la unidad popular. En dictadura en cambio, sus obras contienen trazos y trozos de extremidades que denuncian la tortura, el descuartizamiento de los cuerpos por parte de la máquina asesina de la dictadura militar, Luz devela el horror y la violencia a través de montajes artísticos que tienen una fuerza de denuncia política y que persiguen incomodar la rutina cotidiana de la calle silenciada, para que los transeúntes no omitan el recuerdo de la desaparición. Así, en complicidad con otros artistas, desarrolla una serie de “acciones de apoyo” que sitúan a sus obras como gestos de protesta social.

“La fuerza de mi obra proviene de la experiencia de mi vida y de lo que no puedo vivir”, así Luz define ese lugar de creatividad en su obra, la obra como la vida, la vida como una obra misma, en un acto de conmoción y ruptura radical. Una experiencia que la atraviesa en su devenir mujer, en ese cuerpo de la opresión patriarcal que se resiste a ser sometido, que fractura el reparto hegemónico y que interfiere en un gesto crítico y militante.

3° Desde la acción en el presente

Luz Donoso involucró su vida en un gesto de resistencia política, luchando a favor de la unidad popular desde las bases y luego poniendo la corporalidad en la lucha contra la dictadura, en particular, en complicidad con el grito desgarrador de los familiares de detenidos desaparecidos que desesperadamente buscaban a sus seres queridos y se enfrentaban al silencio voraz de la represión chilena.

Luz se define como una inconformista, que requiere del arte como herramienta política que busca cambiar el orden imperante, ella misma dice que hace arte político, un arte que se pone a disposición del pueblo oprimido y que en un acto igualitario y horizontal aporta en la lucha social dando cuenta de un espacio de diálogo posible entre el hacer, el estar y el crear.

Intensamente involucrada en su militancia política, Luz nunca se define como feminista, sin embargo, aporta al movimiento desde su presencia, desde su participación en múltiples actividades convocadas por la lucha feminista de la época. En su sentir inconformista, en el estar adentro y afuera de todo, tiendo a pensar que la artista nunca buscó las etiquetas, sino más bien la desidentificación en múltiples subjetividades que le permitieron transitar por diversos espacios de la resistencia. A pesar de la omisión del vocablo, no puedo dejar de sentir que la obra y vida de Luz se encuentra atravesada por el feminismo, por ese saber que alberga una riqueza que desborda lo instituido, lo disciplinado, transformándose en un saber cómplice, rebelde y colectivo.

El acto de guardar, de conservar, al margen de la doctrina del archivo, pero con una intensión de proteger para otros, para el devenir, para el futuro, es un acto que la artista desarrolla de manera visceral, que nos recuerda que en el traspaso transgeneracional hay saberes que es preciso resguardar. Se trata de crear una “herstoria”, como señala Paulina, que albergue lo común, el entretejido de sobrevivencias y luchas colectivas entre mujeres, las resistencias y la develación de la opresión, esa dominación que es sobre nuestros cuerpos y también sobre el cuerpo de lo femenino. La emancipación que promueve Luz Donoso es una liberación tanto del patriarcado, como de la máquina capitalista y también del canon disciplinar. En su rebeldía radical cuestiona lo establecido, irrumpe en el lenguaje e interrumpe el silencio avasallador.

¿Cómo traer su acción al presente? La obra de Luz Donoso es eminentemente política, atraviesa a la institución artística en un gesto de ruptura. Luz se compromete con el presente de su época, con las luchas sociales, con la esperanza de un futuro posible que rompa con el capitalismo aplastante y luego con la denuncia del horror de la dictadura militar. Es en ese gesto de estar dentro y afuera, que Luz coincide en la posibilidad de crear un nuevo reparto de lo sensible, que contenga un común que sea más fuerte que el acto individual desproporcionado de lo hegemónico. Luz nos interpela a la acción, a una acción política y comprometida, que denuncia e interfiere, que pone a disposición la propia corporalidad y que se articula con la multiplicidad de opresiones en resistencia.

Desde el feminismo, comprendido como la acción heterogénea que interfiere en el presente, desde la multiplicidad de cuerpos y diferentes lenguajes, es preciso seguir entretejiendo estas historias de lo común, que significan una fuerza emancipadora que trasgrede el orden instituido poniendo la experiencia por sobre los hitos, transgredir las fronteras de las disciplinas como así mismo romper con las barreras dicotómicas que nos clasifican de manera obsesiva. ¿Cómo reconocer las diversas luchas, aquellos actos de resistencia al margen, que no se encuentran adentro ni afuera, pero que interrumpen las narraciones hegemónicas? Ese es un desafío del feminismo, la articulación múltiple y desbordada, el compromiso trasversal y de reconocimiento mutuo, la desobediencia y la acción disruptiva.

Cuando Luz Donoso se refiere a su arte como un arte del pueblo y para el pueblo, hace un gesto de clase que es en sí mismo es un gesto situado, un reconocimiento de sí misma, de una experiencia que relata a través de su archivo y que hoy forma parte de un entramado histórico que se ha tejido entre cuerpos y desde una demanda común. Un lugar que se niega a la domesticidad, que desborda los discursos y que interrumpe el cotidiano superfluo y el pesar laborioso. ¿No es acaso esta la resistencia feminista? Un despliegue de irrupciones que transgrede, molesta y crea otros posibles.

Este libro es una experiencia, una conversación entre mujeres que invita a ser parte del diálogo, a continuarlo, a formar parte de esta historia que se encuentra en re-escritura. Es también una interpelación, tanto a la acción política desde los múltiples devenires como al resguardo de esa memoria sensible que se trasforma en retazos difíciles de componer. Luz nos concede un regalo de conservación y Paulina lo devela en el espacio de lo común.

*Socióloga. Magister en Estudios Culturales Universidad Arcis, Doctoranda en Estudios Interdisciplinarios Universidad Valparaíso, Académica en Universidad Viña del Mar y Programa SIT Study Abroad – World Learning, Valparaíso.

 

 

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