¿Y quién dijo que estar loco es un mal?
Quizás un chiflado encubierto
Que no supo asumirse y arrancó del viento.
Le dio miedo la locura y se escondió en la pereza.
Le dio miedo pensar y prefirió plagiar.
Le dio miedo amar y prefirió (…).
Luego, cuando tímido se decidió a volar,
Apareció un colibrí,
Que con su inocencia picoteó su astucia.
Le prestó sus alas, le quedaron cortas.
¿Quién dijo que estar loco es un mal?
¿Acaso los cuerdos no ven la otra realidad?
No imaginan, no sueñan, no cantan libertad.
Se me olvida que hay que sacar permiso
Para poder respirar,
Pues hasta el aire se vende y se hace sin preguntar.
En esta tierra de locos bienvenido sea el tuerto
Porque más ve con el alma y con el sentimiento
Más escucha el sordo, que el que con oído no está atento.
Más vive el muerto que el que vivo está sufriendo.
Pensando en el mañana, no abre su ventana,
La cierra y enclaustrado, se niega a explorar dicha
Cobija su mente amarga y se pone la sotana.
Y en donde abunda la amalgama,
Prefiere ensimismarse,
Corre rapidito para esconderse y escaparse.
Y en ese agujero oculto,
Quedó preso y enterrado,
Se arrancó de la locura,
Pero lo capturó la soledad de la mente
Y en ese puente, la suerte hizo de él
Un pobre loco inerte.
Canela