Elsa Rubbo, terapeuta Gestalt: “Los secretos en una familia, enferman”

Los efectos emocionales de dinámicas ocultas y arrastrados generación tras generación en una familia pueden ser profundos. Las constelaciones familiares prometen comprender de forma vivencial y profunda, la naturaleza sistémica de los conflictos.  “Los secretos son pesos muy densos para llevar… requiere irse hasta atrás en una actitud no de víctima, ni de reproche, sino de asombro, para ver todo lo que pasó y en qué situación estoy yo hoy ¿Cuánto puedo hacer por quienes vienen?”, dice en esta entrevista la terapeuta Gestalt y consteladora familiar argentina Elsa Rubbo.

Fotografía: Camila Bardehle


Por Teresa Emilia 

A los 16 años, Elsa Rubbo comenzó a vincularse con el servicio y la transformación social. Primero como maestra, trabajando en zonas de alta vulnerabilidad social, más tarde, cuando se recibió de Licenciada en Ciencias de la Educación, formando docentes. Fue bordeando sus 40 años de vida, en 1995,  cuando giró hacia el área de la salud. “Me di cuenta que lo didáctico y lo pedagógico tenía que estar enraizado en el autoconocimiento, que vos eras una buena profesional si trabajabas con vos misma. Y ahí empecé a orientarme al tema de la salud estudiando psicología gestáltica, psicología transpersonal”, cuenta. “Yo siento, mirando mi vida, que fui guiada, iba sintiendo”.

Actualmente vive en la ciudad de Buenos Aires y participa del Programa de Salud Mental Barrial en el Hospital Pirovano del barrio Coghlan de esa ciudad, donde una vez al mes constela de manera abierta y gratuita para la comunidad. Elsa visitó el puerto de Valparaíso recientemente para dar un taller de constelaciones familiares en el Círculo Social de Terapeutas.

Las constelaciones familiares son un método desarrollado por el alemán Bert Hellinger, en las que, mediante un procedimiento de manifestación en los cuerpos de quienes participan de la constelación, posicionados sin tiempo en el espacio, se evidencia la situación que aqueja a la persona que consulta en función de la historia de su árbol genealógico. Él o la consteladora es quien guía y conduce la información que ahí circula.

¿Cómo llegaste a las constelaciones familiares?

–Porque una gran amiga con la que hicimos muchas cosas juntas (ella es una profesional muy destacada en psicología gestáltica) me invita a un taller de constelaciones, venía una persona de Lituania a Argentina. Y cuando yo voy, estando en el taller, al rato digo “Teresa se Piró”… estar pirada es como estar loca. Me quedé por ella, pero estaba preparada para irme. Acá están todos rallados, están locos, pensaba yo. Hasta que una persona que estaba consultando me elige como su “hermana” para trabajar en el grupo. Yo estoy ahí, en el centro con toda esta cosa de que me quiero ir, y me quedo y empiezo a buscar. Era algo más fuerte que yo. Empiezo a moverme y tenía la sensación de que estaba buscando algo y no sabía qué. Entonces me preguntan que qué me pasaba y digo: “no sé, perdí algo, estoy buscando algo”. Y la consultante dice: “es mi hermana que está buscando su hijo”. Y ahí dije no están todos pirados, acá pasa otra cosa. Así fue mi primer contacto en constelaciones. Entonces asistí a talleres y al otro año empecé la formación para ser consteladora.

¿Cómo se explica esto que sentiste? ¿Tiene que ver con lo que llaman el alma de la constelación?

–Esto tiene que ver con el campo morfogenético. Hay algo, hay una información presente. ¿Viste? como cuando vos entrás a un lugar y sentís cuando es agradable o no. Bueno, hay una cierta información que nosotros percibimos y por ahí no estamos entrenados a decodificarla. Cuando nosotros generamos un campo para trabajar en constelaciones, se genera con la gente que viene, con todos quienes asisten y con el tema a constelar. Ya por el hecho de reunirnos, generamos un determinado campo. Si estamos en una actitud sin mente, sin juicio, sin decir “mirá, que mala madre que abandonó al hijo”, sino abiertos a ver lo que pasa, abiertos de corazón, hay información que circula. Y con esta información, la gente, sin tener ningún entrenamiento, sin tener ningún conocimiento previo, nada más estar abierto, entra a ese espacio y recibe esa información: o por que le late mucho el corazón o porque se le duermen las manos o siente una emoción ahí, en el campo, de enojo, amor profundo, venganza o lo que fuere, que no le pertenece a ese momento emocional.

Si llego ahí es por que me pregunto algo, hay algo que me incomoda, lealtades e implicancias familiares ¿Cómo opera la fidelidad?

–Lealtades e implicancias tenemos todos los seres humanos, porque todos nacemos de una madre y un padre. Pero, a la vez, nuestra mamá nace de otro papá y mamá, nuestro papá nace de otro papá y mamá. E imaginemos para atrás cada uno con dos papás, entonces son dos mis papas, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, 16 tatarabuelos… ¡imagínate! ¡20 generaciones, 500 años! ¿Lo imaginas atrás nuestro?, la cantidad de gente?… de seguro somos parientes. Las implicaciones se presentan en que una no estuviera viviendo su propia vida, sin saberlo, es muy inconsciente y está viviendo el destino de algún ancestro que fue excluido. En alguna época eran excluidos porque eran alcohólicos o porque tenían alguna deficiencia mental y se les escondía, porque eran homosexuales, etc.

Se relaciona directamente con los contextos históricos, tiempos y espacios

–¡Claro! Y así del tío Juan no se habla, el tío Juan no pertenece a la familia. Entonces, algún alma sensible de ese sistema familiar se conecta con el destino del tío Juan para sacarlo a la luz y que el sistema lo vea e integre. Hay cuestiones profundas que nos mueven, lazos invisibles que nos mueven, por eso existe la lealtad, la implicancia, los secretos. Los secretos en una familia enferman. Puede haber alguien en la familia que tiene una enfermedad mental y la causa es un secreto. Los secretos son pesos muy densos para llevar, muy densos. Pero requiere irse hasta atrás en una actitud no de víctima, no de reproche, sino de asombro de ver todo lo que pasó y en qué situación estoy yo hoy ¿Cuánto puedo hacer por quienes vienen? Se siente la fuerza y si la compartes, la potencias

Es muchísimo lo que hay…

–Todos tenemos muchísimo. A mí me parece saludable trabajar sobre lo que me va pasando, no dejar correr la mente para estar buscando e indagando, sino buscar sobre los hechos. Ejemplo: tengo dificultad para desplegar mi carrera, bueno, ¿qué me pasa?; o siento que siempre termino las parejas de ésta manera, bueno, ¿qué me pasa?. Ir sobre cosas concretas que me está planteando la vida y que tengo que resolver, porque si no, entro en un hurgueteo sin sentido. Voy abriendo, pero ¿para qué? A veces las cosas se van acomodando y yo me pongo a abrirlas y las desacomodo. La vida me va a ir presentando por donde tengo que trabajar y me la va ir presentando con los inconvenientes, con los tropiezos, con lo que tengo que ajustar.

 

MENOS EGO Y MÁS TRIBU

Hay un cruce de la información genética y cultural, lo transgeneracional. También hay algo fantasmagórico o mágico, porque al honrar a  mi antepasado muerto, este me libera sin saber yo que estaba repitiendo su destino. ¿Cómo es el vínculo con los muertos no despedidos?

–Ayer mismo una mujer presentó a su familia espacialmente. Papá y mamá estaban muertos, ellos a un lado, los vivos al otro, y ella se puso atrás de los muertos. Entonces le pregunto: ¿te querés ir, querés morirte?. Le tocó en su fibra y se puso a llorar y su aspecto era de querer morirse. Cuando termina la constelación su cara estaba de otra manera, su mirada cambió. Estaba habitada. Los muertos tienen incidencia y, sobre todo, tienen incidencia cuando los vivos no los dejamos muertos, o cuando los vivos no los dejamos que estén entre los muertos, o cuando no podemos despedir a los muertos. Cuando podemos despedirlos y sentir que están en algún lugar aunque no sepamos cuál y podemos despedirlos, entonces el alma del muerto se queda en paz y nosotros nos quedamos en paz. Pero cuando pasan situaciones con grupos que desaparecen, gente que no sabés si está viva o muerta, incide en todo el sistema familiar.

Cómo los desaparecidos con las dictaduras recientes…

–Claro, y además, desde la época de la colonia, la matanza de los indios, los desaparecidos, el holocausto. Cuando una va entrando a este mundo, y por los distintos lados que entrés, te vas dando cuenta que a todos nos pasan cosas parecidas y que cuanto más a la luz saquemos las cosas parecidas y cuanto más nos tengamos entre nosotros, más podemos sanar. La sanación si bien desde un trabajo personal aporta al grupal, esta va subiendo escalones mucho más rápido que la individual por todo esto que estamos diciendo.

No es tan propia ni tan privada la herida si las hacemos públicas encontramos matrices similares entre las historias. En ello imagino está la dificultad de reconocerlo, salirse de lo individual “mi vida, mi historia, mi miseria”…

–Esto tiene que ver también con lo que mencionabas vos, con lo macro y lo micro, lo social y la familia. Lo que pasa en un ámbito, en una esfera, en una dimensión, pasa en otra, con otras palabras, pero pasa en la otra. Cuando una va ampliando la mirada vas viendo que en distintas dimensiones está pasando lo mismo, son los mismos movimientos, la misma fuerza. Lo que pasa en tu organismo a nivel de sistema interno, también lo puedes leer en lo que pasa en la familia, y también puedes leer lo que pasa en la comunidad: se habla de un alma familiar y se habla también de un alma tribal, de la tribu. Hellinger tomó mucho de los zulúes de África y ahí el alma tribal, la sanación, es desde la tribu, no es desde la persona y están todos trabajando por la sanación de la tribu, no de la persona. Cuando en los pueblos originarios, lo que se llaman los chamanes, había alguien que que sanar era toda la tribu que se juntaba a danzar, a pedir, a llamar, porque la enfermedad de uno tenía consecuencias en la tribu y la sanación de uno tenía consecuencias en la tribu. Después estas ideas las fuimos perdiendo, abandonando. Para mí es lo que tenemos que ir recuperando: menos ego y más tribu.

¿Crees que con el feminismo y las evidencias de la violencia patriarcal se puede avanzar en este camino?

–Yo creo que forma parte de un proceso de evolución. Es necesario sacar afuera para seguir evolucionando, es necesario ponerlo a la luz para seguir creciendo. Todo lo que está en la oscuridad, todo lo que está en la sombra, todo lo que seguimos manteniendo como secreto, obtura la evolución. Pero hay que tener coraje de verlo y también hay que tener calidad para trabajarlo, porque tenemos muchos egos todavía, muchos, y el ego es bueno porque tenemos que tenerlo, pero también tenemos que trascenderlo y lo trascendemos con el colectivo.

¿A eso te refieres con calidad del coraje, calidad que se trama colectivamente?

–Exactamente. Porque no es por un reconocimiento individual, no es por un ascenso personal, no es para que yo esté en la vidriera, sino que tenemos que ir juntos. Y si tenemos que ir más lento, vamos lento, pero juntos, porque esto garantiza que los pasos que damos son pasos seguros. Si no, avanzamos rápido y otra vez caemos y retrocedemos. Nos quedamos enunciando, y el enunciado desligado del trabajo personal es un enunciado no vivenciado, sino un enunciado racional. Y es por puro narcicismo, no construcción colectiva. Además hoy hay un marketing de la curación y la sanación: “prendamos un sahumerio, vamos a esto, toquemos este instrumento y hagamos tal”. Entonces empezamos a bastardear herramientas que tenemos y que son valiosas. Pero tienen que ser vivenciadas. No porque haga un cursito de tres meses para manejar la energía de no sé qué ¿no? Tienes que poner tu propio cuerpo en eso.

Para mi fue muy fuerte cuando pude percibir que mi vida venía de una fuerza de atrás, tan grande, y que había tantos ancestros por los que había pasado esta fuerza. Me dio una potencia tan grande. Yo lo sentí en el cuerpo, no era solo papá y mamá. ¡Mirá de donde vienes!. Esto que llegó hasta mi es maravilloso y tiene mucha potencia…algo bueno tenemos que hacer con esto…  

Podemos cambiar todo el edén con cada árbol que traemos…

 

Comenta desde Facebook

Comentarios

0 replies on “Elsa Rubbo, terapeuta Gestalt: “Los secretos en una familia, enferman””