
Antonella Marín Quintero, actriz, tiene 24 años. Nació en 1990, el primer año de una década que dejaría atrás toda una forma de ver el mundo: cuando internet se masificó. Hoy, viviendo en las contradicciones de la globalización se pregunta por la identidad de los individuos, mujeres y hombres fracturados, dice, y lo plasma en sus creaciones. Antonella, recién egresada de la carrera de Teatro de la Universidad de Playa Ancha, es la dramaturga y directora de la pieza “Minifalda” (Teatro La Musa), que se presenta esta noche y el próximo viernes 11 y sábado 12 de abril, a las 20:30 en la Sala Negra de la Escuela de Teatro de la Universidad de Valparaíso, junto con “Mudanza un viaje sin correcciones” de Teatro Raíz, como parte del ciclo de teatro Pequeño Formato.
Por Montserrat Madariaga Caro
“Minifalda”, ganadora de mejor montaje, mejor actriz, mejor diseño integral y premio del público en el Primer Festival Humberto Duvachelle (2012) y segundo lugar al mejor montaje en el Festival Juan Barattini 2013, es una obra de menos de treinta minutos que indaga en lo que es ser mujer en la actualidad, pero trasladando al público al Chile de 1966, a la especial circunstancia de la llegada de la minifalda. La pequeña pieza de vestir despertará en la primera mujer en usarla una serie de cuestionamientos y reflexiones que, a través de un monólogo, se sumergen en aspectos esenciales de vida humana como los sueños, los miedos, la religión, la política, pero sobre todo el amor. En La Juguera Magazine quisimos saber qué motivó a una joven mujer a escribir sobre otros tiempos para reflexionar sobre este mundo supuestamente sin fronteras.
¿Por qué quisiste centrar tu historia en la llegada de la minifalda a Chile?
La intención era hablar de la mujer desde hoy, pero situando su problemática en otro contexto, otro momento histórico y social con la suficiente elocuencia de expresar la idea del miedo heredado con su connotación social y familiar. Poder hablar y cuestionar el rol de la mujer desde el referente histórico de los años 60 en Chile, donde cosas como el voto femenino, el anticonceptivo o la minifalda, se transforman en potenciales signos para ser abordados en la dramaturgia y su puesta en escena, intentando cruzar discurso con gusto vinculados a la estética y tendencias de la moda.

¿Por qué crees que la obra ganó el Premio del Público en el Primer Festival Humberto Duvachelle (2012)?
Creo que puede ser por la sutileza al abordar la temática femenina, por la interpretación, la actriz Francisca Zúñiga logra transmitir una sensibilidad y compromiso que se agradece como espectador. Porque es un trabajo desarrollado con honestidad y amor que pone atención y cuidado en detalles.
En tu Facebook pones como uno de tus libros favoritos “Hedda Gabler” de Ibsen, que también se centra en una mujer que cuestiona su vida y circunstancias. ¿Es la sensibilidad femenina una de tus temáticas de estudio y creación?
Sí, por las influencias de la poesía femenina, como referente literario y por vivencias con mujeres que han nutrido mi imaginario, aunque tiene que ver con la sensibilidad y puede ir más allá de la mujer como, por ejemplo, en el nuevo trabajo en proceso “Nacimos para ser estrellas” utilizamos la sensibilidad y memoria de los actores para la creación. Para poder encontrar la imperfección, la fractura del individuo, ya que considero que en la fractura de las personas esta la belleza.
¿Qué otros aspectos de la vida o realidad te inspiran ganas de representarlo en las tablas? ¿Por qué?
No lo podría definir por temáticas muy cerradas y definitivas. Es claro que el tema femenino moviliza mi creación. Pero en el fondo lo que busco poder hacer es que el espectador pueda conectarse con algo que trascienda al suceso puntual. Buscar ese “algo” con el que verdaderamente pueda conectarse. Quizás poder ver a ese personaje con su fisura y sentir que perfectamente podría ser cualquiera de nosotros. Podría decir que a mí me interesa el individuo con sus múltiples colores, ahora, dónde pongo a ese individuo en un plano teatral, para mí, es lo interesante y lo entretenido también.

Además de la brevedad, ¿qué puede esperar el espectador del teatro en pequeño formato?
La definición esta dado por la duración de la obra solamente. Es un formato ajustado al bagaje de los creadores emergentes que permite poner en ejercicio la creación dramatúrgica y escénica en una dimensión coherente. Específicamente en este ciclo, creo que se pueden ver dos obras de pequeño formato que intentan mostrar un lugar de vacío en sus personajes y situaciones a través de dos miradas artísticas con un lenguaje propio.
¿Qué tipo de teatro están haciendo los más jóvenes hoy? ¿Hay alguna marcada diferencia con generaciones anteriores?
Difícil catalogar un tipo de teatro de nuevos creadores. Se intenta una búsqueda de generar lenguajes propios, pero en esa búsqueda se corre el riesgo de caer en propuestas que sucumben en el querer ser algo único, nuevo, más que en dar cuenta de una buena calidad artística. Me es difícil especificar una marcada diferencia con otras generaciones, porque considero que uno siempre toma referencias de gente más experimentada en el teatro. Creo que los jóvenes tenemos mucho que aprender de ellos, y es un error pecar de soberbios y creer que lo sabemos todo.

¿Tienes en mente un nuevo proyecto de dramaturgia o dirección?
Sí, actualmente nos encontramos trabajando en una nueva obra llamada “Nacimos para ser estrellas”, basada en el texto español “Años 90: Nacimos para ser estrellas”, bajo mi dirección, donde intentamos generar un cruce con la memoria biográfica de cinco actores. Rescatamos y reconstruimos algo del pasado, para entender algo del presente y del futuro. Estrenamos en junio y el elenco está compuesto por: Daniel Álvarez, Pedro Fuentes, Nely Carrasco, Francisca Zúñiga y Andrés Hernández.
Ficha de “Minifalda”:
Dramaturgia: Antonella Marín Quintero
Dirección: Antonella Marín Quintero
Asistente de dirección: Nely Carrasco Valdés
Compañía: Teatro la Musa
Intérpretes: francisca Zúñiga Miquelin /Andrés Hernández
Diseño integral: Teatro la Musa
Otras creaciones de Antonella Marín: obra “Susurros” y lectura dramatizada de “Nena”, segunda parte de la obra “Minifalda”.